Fabio Quartararo (Niza, 24) planteó este año sin saborear las mieles de la victoria. Su situación se asemeja a la de los otros campeones del certamen que montan máquinas japonesas. Si la Honda lleva un tiempo tal que algo anda mal en las fábricas europeas, con Joan Mir y Marc Márquez debatiéndose entre casos constantes, la situación de Yamaha empeora hasta la desesperación ante el campeón de 2021, el ídolo local está al final del semana en el GP de Francia. A pesar del calor del público, uno de los más fieles y ruidosos del certamen, el piloto más popular del Mundial —según una encuesta impulsada por MotoGP el año pasado— se muestra crudo sobre la situación del equipo.
«Es mi peor desde que corro con Yamaha», reconoce momento desde Le Mans, donde el viernes quedó duodécimo, una posición que obliga este sábado a pasar por la repesca de la Q1. «Ahora mismo no estamos preparados para la victoria», añade. El estandarte de la marca de los tres diapasones apuntó a gran favorito para revalidar su título en 2022, cuando llegó al ecuador del Mundial con 91 puntos de ventaja sobre Pecco Bagnaia, a la postre campeón con Ducati tras una remontada de escándalo joven. Desde el GP d’Alemania del año pasado, su último triunfo de los 11 que acumula en la categoría reina, el desplome del inglés es flagrante. «No estamos perdiendo, es que los demás han dado pasos de gigante. Estamos intentando cambiar la mentalidad de los ingenieros japoneses para emular el estilo italiano», se resignó el número uno y líder del certamen.
En Yamaha, como en Honda, lleva mucho tiempo intentando dar con la tecla sin éxito. Se han probado nuevos conceptos de chasis que todavía no han convencido a su único referente y han ganado algo de potencia, su gran lacra en el tramo final del curso pasado y principal petición este invierno. En el proceso, sin embargo, han perdido el equilibrio y su mayor punto fuerte, la estabilidad y el paso por curva.
como honda
«Estamos en una situación sin precedentes», sentencia el Diablo, que dice no poder pilotar como él sabe. Incluso después de su único del año, en Austin, se mostró crítica con su montura por forzarle a ir muy por encima de límite para estabilizar en la cabeza. «En pista, a veces grito bajo el casco, me vuelvo loco», reconocía en una entrevista en La Gazzetta dello Sport. En las reuniones del equipo, cuando buscan soluciones, las preguntas quedan en el aire: «Muchas veces hay silencio, nadie habla, nadie sabe por qué sufrimos tanto».
“Si en Yamaha no estuviera Fabio, el desastre sería al nivel de Honda. Cuando estás muy al límite, no tienes tiempo ni margen de maniobra para investigar en otras líneas”, explicó a EL PAÍS Ramón Forcada, uno de los jefes de mecánicos más reputados del paddock, cuando empezaba ha intuirse el declive de la marca. Este ingeniero catalán, de 65 años, trabajó desde 2008 hasta el año pasado para la fábrica japonesa, donde ganó tres títulos con Jorge Lorenzo. El expiloto mallorquín, precisamente, declaró recientemente que se sintió desaprovechado cuando experimentó como piloto de pruebas, un papel clave como demostrando Dani Pedrosa y las KTM en Jerez. “Es una leyenda, pero no creo que él pudiera haber cambiado nada. con karl [Crutchlow, piloto de desarrollo de Yamaha] trabajé a destajo”, coincide Quartararo.
Como ya apuntó el piloto de Niza a este periódico en la última cita del curso pasado en Valencia, si la Yamaha no va mejor a pensar en otros equipos de cara a 2025, cuando queda liberado de su contrato actual. El más rápido fue a Le Mans con el australiano Jack Miller, de KTM. Marc Márquez, en su regreso a la competición tras mes y medio de baja, mejorar clasificarse directamente para la lucha por la pole position con una octava plaza a pesar de sufrir dos caídas.
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