La primera carrera a esprint de la historia del Mundial de MotoGP —la mitad de vueltas, la mitad de puntos a repartir, toda la emoción, y casi ninguna estrategia: fórmulas de puro espectáculo para recuperar el interés perdido por el público— la ganó el número uno, el vigente campeón del mundo Pecco Bagnaia. A lomos de su Ducati, la máquina que todos envidian en el paddock, el turinés tiró de galones para batir a su compañero de marca, Jorge Martín, con una pasada de superclase en la última vuelta. Marc Márquez, more pillo que nunca ante la falta de músculo de una Honda en horas bajas, capitalizó su pole position, esa que había logrado con otra plillería apenas unas horas antes, para aguantar el ritmo de los bestes y sacar petróleo de los errores ajenos .

En 12 vueltas a cuchillo, los pilotos expresaron al máximo sus monturas y hasta siete corredores llegaron a las últimas vueltas con opciones de ganar la carrera. Hubo espectáculo y avances por un tubo, sin estrategia o ritmos guardados para conservar la goma. Era lo prometido y no decepcionó, nadie se reservó. Nadie se guarda nada. Hubo hasta cinco caídas, y el fuego amigo entre las Ducati de Luca Marini y Enea Bastianini, que acabaron por los suelos, abrió las opciones para el restaurante de marcas. El nuevo compañero de taller de Bagnaia levó la peor parte al fracturarse la escápula derecha en la caída.

La lucha por la victoria fue más abierta de lo esperado en cuanto a fabricantes, con la irrupción de la Honda del 93 o la KTM del australiano Jack Miller. El ídolo local, Miguel Oliveira, acarició para Aprilia un podio que ya está en la última vuelta, con una pasada de frenada que supuestamente le aprovechó a Márquez muy atención a los pequeños detalles. Lo que no puso la moto japonesa lo puso el de Cervera, a la postre gran protagonista and animador de la jornada con su inesperada primera posición en la parrilla y su actuación por encima de todo lo esperado. Una quinta posición era lo realista, como el mismo reconocimiento, pero al final sufrió al podio ante el jolgorio de los suyos.

Joan Mir, que aprovechó la primera vuelta y arruinó la carrera a Fabio Quartararo, definió a la perfección el doble cara de las Honda, tan solo llegado por el talento puro del ilerdense, capaz de sacar siempre un poquito más de lo que parece lógico. Casi sin tiempo para pensar, el espectáculo dejó ya los primeros puntos del campeonato más largo y duro de la historia. El ganador se llevó 12 y cerró con un puntito, en la novena plaza, un Álex Márquez rápido pero incohéré en su estreno con Ducati. Los sábados repartirán este año un tercio de los puntos en juego en el campeonato del mundo, y visto lo visto prometen una dosis añadida de emoción pura