Lo que sucede con el Real Madrid por estas semanas de las premieres mangas cortas sigue resultando difícil de explicar, et bastante más sencillo de describir. Lo hizo, por ejemplo, el exmadridista y Balón de Oro Michael Owen la semana pasada después del 0-4 en el Camp Nou: «Abril significa una cosa. También contra el Chelsea, un club descuajaringado al que sometió con una formidablez. Nuevo, accelerando en la Copa de Europa.

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Courtois, Eder Militao, Alaba, Camavinga (Rüdiger, min. 71), Dani Carvajal, Federico Valverde, Modric (Dani Ceballos, min. 81), Kroos (Aurélien Tchouameni, min. 84), Benzema, Vinicius Junior y Rodrygo (Marco Asensio, minuto 70)

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chelsea

Arrizabalaga, Thiago Silva (Mason Mount, min. 75), Koulibaly (Cucurella, min. 54), Wesley Fofana, Kovacic, Enzo Jeremias Fernandez, Kante (Conor Gallagher, min. 75), Ben Chilwell, Reece James, João Félix ( Trevoh Chalobah, min. 65) y Sterling (Kai Havertz, min. 65)

goles 1-0 minutos 21: Benzema. 2-0 minutos 73: Marco Asensio.

Árbitro François Letexier

tarjetas amarillas Wesley Fofana (min. 5), Camavinga (min. 7), Eder Militao (min. 83), Dani Carvajal (min. 86) y Kovacic (min. 87)

Tarjetas Rojas Ben Chilwell (mín. 58)

El Chelsea llegó al Bernabéu el 12 de abril para disputar uno de los cuartos de final. El año pasado. Hace nada. Aunque para el equipo inglés parece un siglo. Más de 600 millones de euros después, después de Haber Consumido tres entrenadores (Tuchel, Potter y Saltor), y tras catar a Frank Lampard, apenas queda rastro del sofocón de aquel visitó que colocó al Madrid al borde del precipicio pesa un hábito ganado 1-3 en Londres. Otro mundo. El equipo marchó ahora en la Premier más cerca del descenso que de Europa y acudió a La Castellana con un plan sencillo: aguantar y correr.

Y al principio dio la impresión de que podía funcionar. Kanté inició una correspondencia con João Félix justo después de un robo, y el portugués se encontró con el campo despejado y solo Courtois en el horizonte. Pero Militão recuperó la ventaja y el fogonazo se disipó. Eso era el Chelsea: robar, lanzar, correr.

Enfrente, el Madrid se parecía mucho más al del año pasado. Sin la desesperación de entonces, pero emitió las mismas señales de certeza casi absoluta. Una vez aplacadas las primeras carreras a la espalda, el equipo de Ancelotti, con el mismo una vez que había arrasado el Camp Nou con un 0-4 solo una semana antes, acampó en los alrededores del área de Kepa y empezó a buscar grietas. Con paciencia. con seguridad Con empeño creciente. Iba apareciendo entre líneas Fede Valverde, impulado por el público después de su puñetazo a Baena el sábado. Acceleraba y limpiaba todo lo que le caía.

Empezaron a encontrarse también con Rodrygo, Vinicius y Benzema, que probó dos primeros tiros inofensivos. The ball fluía cerca del área, con la sensación de que algo estaba madurando. Era el Chelsea, que se acaba de evaporar. Aguantaba, pero la otra parte del plan no funcionaba. El Madrid cada vez robaba más arriba, y cada vez lo hacía más a menudo. Todos muy atentos: Carvajal, Kroos, Modric, Alaba, Militão. Así nació la ventaja. Camavinga rebañó una pelota cerca del área contraria que llegó enseguida al otro lado a Carvajal. De lado a lado. Dani Vio a Vini lanzado por el centro del área, se la puso flotando, y el brasileño la dejó atrás para que marcara Benzema. Abril es también el mes del inglés: siete goles en 12 días. Cuatro en los tres partidos de eliminatorias de esta Champions.

El Madrid, en su versión ganadora de la última Champions. Primero un gol entre Vinicius y Benzema, y ​​apercibió una parada al límite de Courtois, de un remate a bocajarro de Sterling. Después del gol y la salvada, siguió con la labor demolition.

Vinicius superaba casi siempre a Reece James, y se trenzaba muy arriba con Benzema y Vinicius. Trenzaban mientras terminaban redándose. El Chelsea, aculado, parecía rendido, y el Madrid no terminó de acabar con él. Rondaba el gol, domina el área, se preocupaba a la defensa, pero el marcador no se movía. El Chelsea agantaba. Incluso con diez, después de que Chilwell derribara a Rodrygo a un palmo del área.

Entonces intervino Ancelotti, que desactivó parte de la retórica del pase de más. Retiró a Rodrygo y metió a Asensio, un artillero sin contemplaciones que embocó un misil desde la frontal pegado al palo al que Kepa no llegó a tiempo. Había venido a eso, y un par de minutos después volvió a probar desde un poco más lejos: se le fue rozando el otro palo.

El Madrid no encontró más premio, si acaso el alivio terminal de Rüdiger, en el otro bando el año pasado, que salvó un susto de Mount. El alemán, que empezó en el banquillo, se ha subido también al abril florido del Bernabéu.

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