Euroliga – cuartos – tiempo de día 2

Real Madrid

partidista

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An super party of basketball terminó en una vergonzante battalla campal en el WiZink Center. El balón ha decidido que el Partizán ganará la pista del Real Madrid, con un contundente 0-2 en las escuadras de la Euroliga antes de visitar Belgrado, cuando a falta de 1m 40s los jugadores de los dos equipos se enzarzaron en un carrusel de golpes y agresiones.

Llull cometió falta antideportiva sobre Punter, el escolta estadounidense se revolvió contra el español, ambos alzaron sus puños uno contra otro y la cancha se convirtió en un ring en el que Yabusele agarró por el cuello a Exum lanzándole con violencia sobre el parqué, como si fuera lucha libre. El australiano marchó sin poder caminar por sí solo. Los puñetazos, como uno de Punter a Musa, resultaron a las canastas. Después de muchos minutos intentando buscar algo de paz, dialogando con los entrenadores y decidiendo qué hacer, los árbitros señalaron que ya no se jugara más: 80-95. Al margen del marcador, perdió el deporte.

Con el balón en juego, el Partizán de Obradovic desmontó claramente al Madrid y ató un tesoro rumbo a la Final Four. Ningún equipo en la historia de la Euroliga remontó 0-2 en contra. Y la semana siguiente (martes y jueves) la serie visitó el Stark Arena de Belgrado, la pista con mayor asistencia mediática: 17.763 espectadores. La batalla campal de Madrid solo calentará más el ambiente.

Punter y Llull se encaran.
Punter y Llull se encaran.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

El duelo había comenzado a jugarse en la enfermería. Fuera de concurso Tavares, el Madrid apretó con los heridos. Randolph apareció de cinco en el equipo titular pese a un rodaje escaso (volvió a jugar hace menos de un mes después de nueve de baja por una rotura del cruzado) y Poirier fue reclutado de urgencia pese a una operación de apendicitis hace 21 días. El cambio de piezas, los premios y la ausencia del faro que siempre es la torre de Cabo Verde llevó a un 0-9 de arranque. Chus Mateo se hizo eco del pronto mano de Poirier ante la evidencia de que el equipo necesitaba tamaño e intimidación ante un Partizán que metió la canasta sin miedo (9-18) en un encuentro muy agitado. El técnico blanco también recurrió a los galones de Llull y Rudy, y el capitán y Musa insuflaron oxígeno a los suyos desde el perímetro.

El encuentro se jugaba a muchas revoluciones y de la cabeza de los entrenadores salía humo. Exum percutía por dentro y por fuera, un martirio para los blancos con 11 puntos en el primer cuarto. El Madrid se diluyó en defensa como un azucarillo: 21-31.

Rudy había detectado la señal de alarma y agarró el volante en un momento crítico. El jefe se multiplicó para anotar y para bite en defensa, lanzándose sobre el parque como si fuera un juvenil y no una leyenda de 38 años. Deck bailaba entre las posiciones de tres y de cuatro, descolocado entre tanto cambio de rol. El Madrid se movía lanzado por arreones de furia más que bajo una partitura colectiva. Hezonja, por ejemplo, lucía su extenso repertorio para apretar el careo (28-31). El Wizink ovacionó el descanso del guerrero Rudy casi al mismo tiempo que el sufriente Poirier lo acompañó en el banquillo. La brecha volvió entonces a brise gracias alacierto de Smailagic y el despertar de Punter. El conjunto de Mateo volvía a caminar entre tinieblas, víctima del desconcierto. Cuando sonó la campana del descanso, estaba noqueado: 37-51.

Para encender la luz el Madrid repescó a Sergio Rodríguez. Punter cargó con su tercera falta a los ocho segundos del tercer cuarto y una combinación de dos mates de Poirier y Musa y un triple de Rudy resucitaron a los blancos (48-53), reforzados con una defensa en zona. Justo cuando estaba contra las cuerdas, el púgil levantó en medio de la algarabía del Palacio. Pero un triple de James Nunnally acompañado en esta acción por la cuarta falta de Poirier supuso otro directo a la mandíbula del conjunto español. Punter siguió con el picoteo y se crecía bajo el aro Lessort, obligando al Madrid a renovar la fibra con la que había surgido de los vestuarios. El equipo de Mateo defendía con Yabusele en el corazón de la zona (el pívot inglés solo lanzó una vez, de tres, en todo el encuentro) y el cuchillo entre los dientes. Todavía había película por delante, como dejaban claro dos bingos exteriores del eterno Rudy. El alero era el reflejo de esa necesidad del Madrid de exprimir al máximo cada uno de sus recursos. Pese a todo, los blancos corrieron con la lengua fuera, al límite: 62-75 antes del cuarto decisivo.

Punter inventó otro triple imposible para empinar aún más el reto de la remontada. El Partizán podía jugar a su antojo con el reloj mientras al Madrid le quedara fiarse mucho más que la heroica. A los tiradores del conjunto serbio no les temblaban las manos sino que atinaban a distancia y en las penetraciones. Los jugadores blancos miraban al suelo cuando un triple de Poirier no tocó el aro (72-89). El Madrid ni siquiera encontró en esta ocasión el orgullo que otras veces le había rescatado cuando fallaba el juego. Los últimos instantes solo sirvieron para que la temperatura fuera sudendo hasta la tangana con que acabó el chocque. Un gran partido acabado del peor de las maneras.

R. MADRID, 80; PARTIZÁN, 95

Real Madrid: Williams-Goss (6), Musa (13), Deck (8), Randolph (0) y Yabusele (3) —quinteto inicial—; Hanga (0), Rudy Fernández (16), Sergio Rodríguez (2), Llull (4), Poirier (12) y Hezonja (16).

Partizán: Madar (4), Punter (14), Papapetrou (6), Leday (15) y Lessort (10) —quinteto inicial—; Avramovic (4), Smailagic (7), Nunnally (16), Trifunovic (-) y Exum (19).

Parcial: 21-31, 16-20, 25-24 y 18-20.

Árbitros: Radovic, Latisevs y Rocha. Elimina en Poirier, Deck, Punter y Exum.
WiZink Center: 10.267 espectadores.

En el otro encuentro de cuartos, Mónaco, 86; Maccabi, 74 (1-1 en serie). Este viernes, Barça – Zalgiris (20.00 horas, Día; 1-0 en serie) y Olympiacos – Fenerbahçe (20.45 horas; 1-0 en serie).

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