Auténtica serpiente de mar en el debate fiscal francés, la retención a cuenta sobre la renta entró en vigor el 1oh Enero de 2019, un año de retraso con respecto al calendario previsto inicialmente.
Reemplazó el sistema de pago por “terceros”, que consistía en pagar el impuesto de un año N en tres cuotas durante el año N+1, las dos primeras cuotas -pagaderas en febrero y mayo- por un monto equivalente a un tercio del impuestos del año anterior, fueron seguidos por el pago del saldo después de recibir el aviso fiscal a más tardar el 15 de septiembre.
Con la deducción en la fuente, ahora el impuesto se recupera en el tiempo por deducciones practicadas sobre rentas pagadas por terceros (salarios, pensiones de jubilación, prestaciones por desempleo, etc.) y por cuotas descontadas en la cuenta bancaria de los contribuyentes por rentas sin “terceros”. cobradores de fiestas”, es decir, beneficios profesionales, rentas de la propiedad, pensiones alimenticias, etc.
Al igual que en el sistema anterior, estos gravámenes sólo constituyen un anticipo del impuesto a pagar, cuyo saldo se liquida siempre con un desfase de un año. Es decir, la entrada en vigor de la retención a cuenta no obliga a los contribuyentes a cumplimentar cada año, como antes de su implantación, una declaración relativa a la renta del ejercicio anterior que permita a la administración tributaria calcular el importe final del impuesto.
Una reforma bienvenida
Según la primera edición del Barómetro de las deducciones obligatorias, publicada en febrero de 2022, esta reforma ha tenido una buena acogida en general. La encuesta encargada por el Consejo de gravámenes obligatorios Revela que el 77% de los franceses lo consideran un ” buena ” reforma. Sin embargo, hubo muchos obstáculos: los empleadores se mostraron más bien hostiles a su nuevo papel como terceros recopiladores, mientras que los empleados temían por la confidencialidad de sus datos personales. Todo eso parece estar muy lejos de nosotros…
Entre los argumentos positivos esgrimidos hoy, el 58% de los encuestados destaca la sencillez de pagar impuestos, mientras que el 57% cree que “El hecho de percibir la renta después de impuestos facilita la gestión financiera del día a día”. La minoría de los encuestados que rechaza esta reforma invoca los mismos argumentos pero a la inversa, a saber, un obstáculo para la gestión de su presupuesto para el 40% de ellos y un sistema más complejo (33%). Siguen siendo un 32% los que piensan que los empresarios saben demasiado sobre los ingresos de sus empleados (46% de 35-49 años).
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