Quienes los dieron obsoletos por la crisis sanitaria y el auge de los pagos electrónicos todavía tuvieron que esperar: las monedas y los billetes ciertamente están perdiendo terreno en las operaciones bancarias cotidianas, pero menos rápido en Francia que en el resto de la zona euro. Así lo demuestra la encuesta publicada el jueves 20 de abril por el Banco Central Europeo (BCE) sobre el comportamiento de pago de los hogares.

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Por lo tanto, la participación del efectivo en los volúmenes de pago en puntos de venta cayó al 50 % en 2022, en comparación con el 57 % en 2019, antes de la pandemia. Pero esta caída de siete puntos porcentuales en tres años es menos de la mitad de la registrada en el conjunto de la eurozona. Incluso llega a dieciocho puntos en España y Grecia.

Esta caída es lógica frente a la competencia de los medios de pago llamados «sin efectivo», comenzando por las tarjetas, que ahora representan el 43% de los volúmenes en Francia, frente al 37% en 2019, un enlace obviamente preferido por la extensión, de el comienzo de la pandemia, pago sin contacto: esto ahora representa más de uno de cada dos pagos con tarjeta en Francia.

Protección de la privacidad y mejor gestión de gastos

En cuanto al teléfono móvil, aunque se ha triplicado su uso como medio de pago, todavía está muy lejos de sustituir a las monedas y billetes en los bolsillos, ya que en 2021 solo se producen el 3% de las transacciones en tiendas.

Y estos desarrollos no han impedido que el efectivo recupere su popularidad: el 14 % de los franceses lo clasificaron como su medio de pago preferido en 2022, en comparación con solo el 9 % tres años antes. Esto es lo contrario de lo observado a nivel de la zona euro, en la que la preferencia por el efectivo cayó del 27% al 22%.

Y casi tres de cada cinco franceses (57% para ser exactos) todavía consideran importante poder pagar en efectivo. Entre las razones que explican esta preferencia en buen lugar la protección de la privacidad, por un lado, una mejor gestión de los gastos, por el otro.

Número decreciente de cajeros automáticos

Porque el apego al efectivo es también una cuestión de nivel de vida, como muestra una encuesta realizada por el Banque de France en 2021-2022: la probabilidad de que las personas en situación de “fragilidad presupuestaria” utilicen efectivo para pagar sus compras aumentó un 18% respecto al resto de la población encuestada y las personas que ganan menos de 1.000 euros al mes utilizan más el efectivo que las que tienen mayores ingresos.

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