Aviñón no es el centro del mundo, pero sí su festival de teatro, esa maravillosa caja de resonancia del verano, sí. Por eso no se podía dejar pasar la manifestación sin que se deslizaran ecos de lo que sucede lejos de las fronteras de Francia, en estos países donde los regímenes totalitarios obstaculizan la libertad de ser, de pensar y de crear.
Del 12 al 18 de julio, en el marco del Festival “off”, el Théâtre La Manufacture (asociado a la compañía Tréteaux de France) enarbolará la bandera iraní. En la maniobra de esta semana sin precedentes estalló en varios lugares y durante la cual se sucederán exposiciones, proyecciones, lecturas y encuentros: Isabelle Barbéris, académica y ensayista, y Laurent Garreau, fundador de Nouvelles images persanes, un festival de cine iraní. Financiada en parte por la región Ile-de-France, su iniciativa, patrocinada por las artistas franco-iraníes Mina Kavani y Hanieh Delecroix, es tanto más notable cuanto que, del lado del Festival “in”, dirigido por Tiago Rodrigues, nada tal ocurre este año. Pero el público de Avignon no necesita la etiqueta “in” o “off” para traspasar el umbral de las salas y tomar las gallinas de una vitalidad cultural iraní que ha sabido desbaratar la censura.
Los escritores, fotógrafos, artistas presentes en el Pabellón del futuro Irán viven en el exilio: “Es imposible traerlos de Irán, explica Isabelle Barberis. Los efectos peligrosos son incontrolables. » Profesora de la Universidad de París-VII, donde uno de sus temas de investigación se refiere a la “Nueva Ola” iraní, coescribió una columna en noviembre de 2022 (publicada en El mundo) pidiendo apoyo para el pueblo iraní. Dos meses antes, el 16 de septiembre, Mahsa Amini, una estudiante iraní de origen kurdo de 22 años, murió bajo los golpes de la policía moral, que la había arrestado por “usar ropa inapropiada”. Un mechón de cabello se escapó de su velo. “El aniversario de su muerte no puede pasarse en silencio”teme al académico, a quien le gustaría evitar “el mudo” no caigas en este drama.
Modo “poético” de demostraciones
En la tierra de los mulás, las mujeres no se dan por vencidas. En primera línea, se cortan el pelo, se filman con sus teléfonos móviles y difunden las imágenes en Internet. “Esta no es una revolución nacionalista, sino un movimiento universalista, llevado por mujeres, jóvenes, minorías y hombres que se han sumado a la lucha, analiza Isabelle Barbéris, quien anota el modo “poético” manifestaciones. Cuando las mujeres se atan o desatan el cabello frente a las cámaras, se refieren a las princesas guerreras evocadas en El Libro de los Reyes, una obra fundacional que los iraníes se saben de memoria. Es su forma de hablar con todo el mundo. » Sometida al juego de la represión, la creatividad de los opositores se enciende: “Hacen gestos furtivos, como esos jóvenes que corren muy rápido, despeinan a los mulás y salen corriendo. Estas acciones performativas se multiplican. Sus acciones se repiten, se repiten. Terminan constituyendo una especie de directorio distribuido en las redes sociales. »
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