Flanqueado por torreones con cúpulas verdigris, el edificio se alza con orgullo, su fachada Art Nouveau da a una de las plazas más antiguas de Copenhague. Con la excepción de la planta baja y el primer piso, vacíos desde que cerró el gran café Norden en 2021, Hay se ha apoderado gradualmente de la mayor parte del imponente edificio. Se tarda más en recorrer un pasillo con paredes pintadas por la artista Nathalie du Pasquier, ex integrante del grupo Memphis y colaboradora de la marca, luego subir las escaleras o el ascensor para llegar al buque insignia de una pequeña empresa danesa que se ha convertido en un imperio global en apenas dos décadas. Aquí, una vigorizante combinación de muebles y accesorios de diseño se codea con un alegre bazar de coloridos objetos y utensilios, desde la caja de plástico reciclado hasta el cepillo de dientes.

Molduras y parquet de espiga en todas las plantas, el buque insignia, en el que cada estancia alberga un universo –cocina, despacho, dormitorio, baño, salón, comedor– se despliega como un enorme dúplex organizado en torno a una majestuosa escalera de madera y hierro forjado. Jarrones llenos de ramos de flores y obras de arte en las paredes, bienvenidos a Hay House. No es raro encontrarse allí con Mette y Rolf Hay. La pareja se conoció a finales de los 90 en la gran editorial de diseño escandinava Gubi, donde ambos trabajaban. Él, un treintañero autodidacta que soñaba con montar su propio negocio de diseño, ella, una veinteañera e hija del serrallo, sus padres eran dueños de una tienda de decoración. “Todavía recuerdo la caja de cuero negro donde Rolf guardaba la maqueta de un sillón de Jakob Wagner. Todos los miércoles por la noche se reúne con el diseñador para reflexionar sobre el proyecto”, dice Mette Hay.

Rolf y Mette Hay en Hay House en Copenhague el 10 de febrero.

En Dinamarca, en el contexto de un período todavía bajo la influencia del movimiento modernista y los maestros de los años 50 y 60 (Arne Jacobsen, Hans J. Wegner, etc.), los jóvenes diseñadores luchan por hacerse un hueco. “Esta situación ha sido una gran oportunidad para nosotros”, descifrar a Rolf Hay, explicando que él también se inspiró mucho en el enfoque del editor Cappellini. “En ese momento, los daneses trabajaban con diseñadores daneses, los italianos con diseñadores italianos. Giulio Cappellini abrió perspectivas, descubrió al australiano Marc Newson, al británico Tom Dixon, al holandés Marcel Wanders… Con Hay, queríamos encontrar talento tanto de Dinamarca como del resto del mundo. Y ofrecer a las nuevas generaciones una plataforma para expresarse. »

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