contraSe trata de más de 550.000 millones de euros: ¿quién comprará la deuda de los estados europeos? Este año, los gobiernos europeos se han enfrentado a un doloroso efecto pellizco. Por un lado, sus gastos se dispararán: el choque de la inflación los empuja a ofrecer asistencia social y escudos arancelarios; la guerra en Ucrania requiere un mayor gasto militar; y se requieren inversiones masivas para hacer frente al calentamiento global. Por otro lado, el Banco Central Europeo (BCE), que durante mucho tiempo ha sido el gran comprador de deuda, se está retirando del mercado.

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Mucho gasto público, pero un actor de mercado obligado menos esencial: la ecuación estará tensa para los mercados. Según los cálculos de los analistas de Deutsche Bank, en 2023 habrá que encontrar inversores privados dispuestos a inyectar 555.000 millones de euros netos para financiar a los diez principales países de la zona euro. Esto es tres veces más que en 2022.

Esta necesidad de financiación se rompe con 453.000 millones de euros de bonos emitidos por estos diez países, mientras que el BCE debe al mismo tiempo reducir su cartera de bonos en 102.000 millones de euros. Alemania y Francia son los dos países más afectados, con necesidades de financiación respectivas de 155.000 millones y 138.000 millones de euros este año. Para Francia, es más del doble con respecto a 2022, y para Alemania, una multiplicación… por trece.

El «cueste lo que cueste» empieza a salir caro

Sin falso suspenso: los países europeos no se van a quedar sin financiación. « Pimco, roca negra [deux grands fonds d’investissement] y otros importantes inversores institucionales están dispuestos a comprar deuda europea, destaca Eric Dor, director de estudios económicos de Iéseg, una escuela de negocios. La demanda está ahí, especialmente en países grandes, donde los mercados son muy líquidos. » Por otro lado, esta enorme necesidad de financiación tiene un coste: los inversores están ahí, siempre que los tipos de interés que se les ofrecen sean lo suficientemente atractivos. Claramente, el «lo que sea necesario» empieza a ser caro.

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Un miembro del Comité Ejecutivo del BCE, bajo condición de anonimato, confirma este análisis: “Hay una fuerte demanda de bonos del gobierno europeo. Con las tasas de interés en alza, los inversionistas están felices de participar. Pero el costo ha aumentado. »

El viernes 21 de abril trajo un recordatorio de este tema de la financiación estatal. Eurostat, la agencia europea de estadísticas, ha publicado el nivel de los déficits de los países de la Unión Europea para 2022. Para el conjunto de la zona euro, este alcanzó el 3,6% del producto interior bruto (PIB). Es cierto que esta es una mejora notable en comparación con los años de la pandemia (7,1 % en 2020, 5,3 % en 2021), pero luego hay que volver a la crisis de la eurozona en 2012 para encontrar un déficit tan importante. Como siempre, algunos países están especialmente expuestos, empezando por Italia, cuyo déficit fue del 8% del PIB el año pasado. Malta (5,8 %), España (4,8 %) y Francia (4,7 %) muestran los siguientes tres peores resultados.

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