¿Será el matrimonio de la carpa y el conejo que la asamblea general del Mouvement Impact France será invitada a ofrecer el 24 de mayo en París? Desde el depósito oficial en marzo de la lista de candidatos a la nueva junta directiva de la agrupación de los principales actores de la Economía Social y Solidaria (ESS), el futuro copresidente Pascal Demurger, actual director del MAIF, ha sido objeto de virulentas críticas, sospechoso de querer iniciar un giro ideológico.

¿El movimiento Impact France? que representa a unos 15.000 empresarios y directivos, es la sucesora de Mouves, creada en 2010 para agrupar “emprendedores de impacto”, cuyo objetivo es tener un impacto social o ambiental, o incluso ambos, en la sociedad. Entre sus miembros históricos se encuentran Groupe SOS, fundador del movimiento, Vitamine T, co-fundador, Harmonie Mutuelle, Inco Investissement, entre otros.

La nueva presidencia bicéfala, que se conoció a finales de febrero, no denota en este contexto: junto a Pascal Demurger estará Julia Faure, cofundadora de Loom, una empresa de ropa eco-responsable. Ambos deben sustituir a la actual doble presidencia compuesta por Eva Sadoun, al frente de un fondo de inversión ciudadana, y Jean Moreau, cofundador de Phenix, especializada en la lucha contra el desperdicio de alimentos.

Reseñas aisladas

No es la naturaleza de sus actividades lo que ha causado revuelo, sino un cuestionamiento de la gobernabilidad del movimiento. Con motivo de la renovación del equipo directivo del Movimiento Impact France, de los 120 candidatos a la futura junta directiva, Pascal Demurger seleccionó para su lista empresas alejadas de la economía social y solidaria como KPMG France, Doctolib, L’Occitane, Nature et Découverte, cuatro «empresas con una misión», y la SNCF. Dejando este mismo ayuntamiento, por iniciativa propia, Label Emmaüs y La Croix Rouge, en particular.

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“Todos, incluso más allá del movimiento, estaban sorprendidos. Evidentemente, no ha habido el más mínimo debate interno sobre la composición de esta lista. Esto es lo que indudablemente ofende a ciertos adeptos históricos.reaccionó Christophe Itier en La Cruz del 24 de abril. El ex Alto Comisionado para la ESS explica, en esencia, que las grandes empresas fuera de la ESS no respetan las mismas reglas de gobierno, como la limitación de las brechas salariales entre empleados de 1 a 10 para empresas muy pequeñas, de 1 a 15 dentro medianas empresas, y de 1 a 20 en grandes empresas.

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