Sin saber una vez más si fue primero el huevo o la gallina, después de años en los que la acentuación del palabro usado con dualidad «solo» estaba maldita por la RAE, esta entidad aprueba ahora el acento en su uso como adverbio. ¡Albricias!

Desde que inhibitoron su uso en todos mis escritos personales y profesionales he seguido usando el acento rotulado tal y como mis enseñadores de los Escolapios de Balmes me dijeron que se hizo. Con el paso del tiempo aprendió a agarrar mis aceros

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