Una entrevista aquí, una plataforma allá, una conferencia de prensa otro día. Sobre el tema del fin de la vida, un tema muy sensible para los creyentes, los representantes de la secta se pronuncian regularmente.

Invitados al Elíseo por Emmanuel Macron en marzo durante una cena de intercambio y reflexión, también pudieron debatirlo directamente con el Jefe de Estado. En un tono bastante idéntico, expresaron sus reservas sobre la legalización de la eutanasia y «la necesidad de escuchar a los cuidadores reacios a practicar el gesto».

Sobre el tema, las opiniones de los representantes de los cultos monoteístas franceses convergentes: todos insisten en particular en la necesidad, dicen, de una mejor aplicación de la ley Claeys-Leonetti de 2016, y quieren el desarrollo de los cuidados paliativos en Francia, considerados insuficientemente desplegados en el territorio. Sin embargo, no hay expresión colectiva. Pero discursos y posiciones en un orden disperso.

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Así, el 4 de abril, fueron los protestantes quienes expresaron, solos, una opinión bien definida sobre la cuestión. La comisión de «ética y sociedad» de la Federación protestante de Francia presentó un informe a la ministra delegada responsable de la organización territorial y de las profesiones sanitarias, Agnès Firmin Le Bodo, en el que escribe que no es «Conviene abrir la ley al suicidio asistido o, por principio de equidad, a la eutanasia». explicando que «muchos protestantes, de todas las creencias, no están a favor de la inclusión en la ley de ninguna posibilidad de acabar con la vida de otro». “Damos a entender que una ley es inapropiada. Si tenemos una ley, creamos un protocolo. Y matar se convertiría entonces en una especie de opción posible cada vez.dice Christian Krieger, presidente de la federación.

Contribución a la reflexión colectiva

Unos días antes, a finales de marzo, la Conferencia de Obispos de Francia (CEF) también publicó un comunicado de prensa, en el que esperaba que “El debate en curso sobre el final de la vida es una oportunidad positiva para avanzar significativamente en el apoyo y atención, en particular a la dependencia por vejez en nuestro país”. La CEF también manifestó que tenía la intención «varios observadores de nuestra sociedad, con opiniones filosóficas y diversas afiliaciones religiosas, advierten contra el mandato de renunciar a la vida que pesa sobre las personas frágiles la facilidad jurídica y económica de la asistencia activa al morir».

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